¿El Fronqué? ¿Qué te vas a jugar a qué?

Hace unas semanas recibí un correo electrónico que me incluía esta "Carta abierta a los familiares cercanos de los frontenistas". Esto es el frontenis visto desde el punto de vista de los que tenemos más cerca. No tiene desperdicio. Os dejo con ella. !Ah! invito a esta lectora del blog a que nos siga enviando contribuciones.

¿El Fronqué? ¿Qué te vas a jugar a qué?

Hace más o menos 15 años escuché por primera vez esa palabra, frontenis, el ‘presunto’ deporte que practicaba mi entonces novio. En ese momento el atontamiento propio del enamoramiento me permitió preguntarle ¿y eso qué es? ¿Cómo se juega? ¿Cuantos jugadores? Entended que para alguien que hasta entonces únicamente sabia de juegos mayoritarios como el futbol, el baloncesto, el voleibol, el tenis… escuchar la palabra “frontenis” y sobre todo entender que era eso… todo un reto. 

A mi me sonaba a… nada, la verdad, luego pensando como empezaba por ‘fron’, pues ‘frontal’, con una pared, pero claro, cuando me dijo que 3 paredes, pensé y ¿para qué juegan al tenis con 3 paredes? Entonces solo contigo mismo te vales ¿no?, pared-tu-pared-tu… pues no, resulta que hay contrincantes, y el baile de palabras varía, tu-pared-pared-el otro-pared-tu-…  

Si señor, todavía recuerdo el primer partido que presencié, como ya he dicho antes la ilusión de los comienzos del noviazgo…, estaba ansiosa por compartir todo el mayor tiempo posible con él,  y no se me ocurrió más que ir a ver uno de sus partidos. 

¡Madre mía!, cuando llegué a la pista de frontenis, menos mal que era cubierto porque era invierno y hacía un frío impresionante, recuerdo la luz tenue  que iluminaba el pabellón donde jugaban, la pelota casi ni se veía, 4 dentro de la pista, dos delante, dos atrás, 3 paredes, y el resto del equipo animando y jaleando entre punto y punto ¿habéis visto qué profesional?. Y yo pensaba, ¡qué aburrimiento! Solo dos contra dos y las paredes, y todo el rato, pim-pam, pim-pam… 

Porque además los puntos (cada bola disputada luego me enteré de que era un punto) eran largos, largos … por que claro, el juego depende de los jugadores, había algunos puntos que eran cortos, pero otros duraban eternamente... y yo seguía pasando frío. 

En fin, el caso es que el partido terminó, y a ese siguieron unos cuantos… bastantes, tantos como caben en las ligas anuales, en los campeonatos de Madrid, en los entrenamientos, con frío, lluvia, calor, buen tiempo, cafés, cañitas,… si, si hasta ahí se llega, todo un mundo el que se esconde detrás del frontenis, un mundo paralelo diría yo, porque sino puedes vencer al enemigo te unes a él, pues eso hice yo, intentar unirme al carro del frontenis. 

Y que no se me ocurra protestar o poner freno a sus ‘vicios’,  cuando lo intento, por ejemplo porque protesto si tiene algún partido en ‘No se cuantos de no se qué”, pueblecito perdido de la Comunidad de Madrid (con todos mis respetos al susodicho pueblo), como iba diciendo, lo que él me responde es que yo me casé con él y con su frontenis, vamos que no somos dos, somos tres, bueno ahora cinco porque tenemos dos niños, y es que lo estoy viendo, vamos clarito, diáfano, los niños seguro que también han nacido con el gen del frontenis, porque lo tengo claro, eso tiene que ser algún gen. Fijaos si estamos degenerando en casa, cuando nos hacemos la típica foto, todos colocaditos, en lugar de decir lo habitual: ‘paaataaataaaa’, pues no, aquí se dice ‘froooonteeeniiiisss’, que si que si, hasta el mayor de los niños (que no llega a 3 años) ya lo dice. 

En fin chic@s, escribo esto en mi campaña, si no puedes con el enemigo… pues eso, que como he descubierto el blog, he decidido unirme a este mundillo de información frontenística.

Quisiera dedicarle esto a todas las novi@s, mujeres, maridos, madres, padres, herman@s, cuñad@s, etc de jugadores ‘genéticos’ de frontón, si, aquell@s sufridor@s que semana a semana, toque liga o no, tienen que cambiar planes del fin de semana, se sienten sol@s, y encima siguen sin entender ‘por qué han decidido  jugar sus parejas a un deporte tan… pim-pam… pim-pam…contra la pared, aunque al final te acostumbras, y hasta te enganchas y lo echas de menos. 

Pues eso, un beso a tod@s ell@s y un guiño a todos los ‘enfermos’ del frontón. 

Una frontenista pasiva.